Relato

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    Se queman las tostadas

    Se parece a vos. El vino a media botella y los dos sentados en el sillón de la sala mirando la tele frente a nosotros, mientras la película que nos había recomendado Isabel cuando elegíamos tomates en la verdulería y ella salía con su atado de acelga envuelto en diario, había comenzado no hacía mucho. Me sorprendió el gesto que le hizo a Mica mientras decía “te va a encantar” y que alcancé a ver cuando levantaba la cabeza para asentir en un acto de cortesía. La frasecita se me clavó en el pecho, per­o pregunté sin girar la cabeza, ¿qué…? La lámpara que está sobre la mesita, cerca de…

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    Send

    Conoció a Clara en una visita que ella hizo a Buenos Aires junto a su padre. Un comerciante que viajaba periódicamente en busca de acuerdos para exportar granos y cabezas de ganado que producía en sus tierras. Habían llegado luego de varios días de viaje por caminos insondables, a pesar de que era la ruta marcada para llegar a destino, montando una galera tirada por dos caballos. Él era un dependiente de la Aduana Oficial y desde que entraron a la oficina, no pudo dejar de mirarla; esa joven de quince años lo cautivó por completo. Sintió la torpe voluntad del enamoramiento y dejó caer las carpetas que llevaba entre…

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    Mass Media

    La televisión estaba encendida todo el día. Desde que éramos chicos fue así. En la casa sonaba todo el tiempo el murmullo de base del aparato, que en ese entonces era en blanco y negro y que, además, según la incidencia de los vientos que movía la antena, el sonido tenía más o menos fritura; ni hablar de la imagen que por momentos era un glitch* movedizo e indescifrable. Por suerte mi viejo tenía la habilidad de encontrar rápidamente el eje de la señal; la dirección de la antena debía quedar en una orientación promedio que le permitiera captar los cuatro canales disponibles, y si había suerte, hasta un quinto.…

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    La muerte y la doncella

    ¿Qué hago acá?, ¿qué mierda hago acá? —Bueno, pará, no es para tanto; hace mucho que no pasa una cosa así… —Sí, es para tanto, no ves que esto no cierra por ningún lado. Desde que apareció, todo parecía muy extraño y pensé que no había que seguirla, que había que rajar. Ya desde las primeras señales: la caída de ojos ensayada, el andar displicente mientras se acercaba abriéndose paso entre la multitud y el ruido, y ese tropezón ostentoso, ahí nomás, tan preciso como para tomarse de mi brazo antes de caer. —No sé, me pareció muy natural, no creo que hubiera premeditación en lo que hacía… —…por favor,…

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    El jardín perdido

    Llegó al jardín una tarde de verano. Era un día de treintaiún grados de temperatura. Hay quienes dicen que eso es calor, pero a ella no le importaban los números, se guiaba siempre por lo que sentía, pero no podía hablar de eso. Ya no se podía hablar de sensaciones; ningún sustantivo podía ser abstracto. Entonces el jardín y el calor insoportable, o mejor dicho esos treintaiún grados que ella no llegaba a percibir como una molestia. Allí se quedó a vivir, pasaron días y noches en los que crecían frutos en los árboles y de ellos se alimentaba, caminaba entre los insectos que poblaban el suelo verde, animales y…

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    La casa

    De todas las posibilidades que imaginé cuando llegamos a vivir a esta casa, lo que sucedió fue la menos pensada. Nos mudamos con Marcela al poco tiempo de conocernos. Queríamos estar juntos todo el tiempo, pero no teníamos dinero suficientes para encarar un alquiler. Yo sabía de la existencia del caserón de Guernica, una estancia que pertenecía a la familia y que por alguna razón se mantenía vacía desde que tengo memoria. Hablé con mi tío para para intentar convencerlo de que nos permitiera instalarnos ahí, al menos durante un tiempo. Me dijo: la casa se mantiene en pie porque sigue vacía. No es un buen lugar para ser habitado…

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    La última puerta

    Acabo de cerrar los ojos por última vez. Hoy, en la misma fecha que el día que llegué aquí. Digo aquí y me refiero a la vida que estoy dejando, no al lugar preciso desde dónde me estoy yendo. Hablo de la vida como ese gran espacio de dimensiones abstractas, colmado de puertas que llevan a lugares nuevos, con otras puertas y todas abren para un solo lado. Cada una representa una decisión que marcará un rumbo: llorar o no, cuando te palmean ni bien te sacan del útero, andar descalzo por el piso frío u obedecer la voz materna, besar o mirar desde un rincón, perseguir deseos o quedar…

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    Por qué caminar

    Creo que empecé con mis caminatas sólo para recordar. Supongo que también lo hago para recuperar el aire perdido, pero desde que salgo cada mañana para hacer mis 5 kilómetros, en el trayecto no dejan de llegar a mi historias que tenía totalmente olvidadas, recuerdos que estaban escondidos en huecos que no visito a menudo. Hoy estaba nublado y hacía más frío que de costumbre para esta época del año; me costó entrar en calor. El viento me hacía lagrimear, tenía los labios resecos y las manos desnudas no volvían en sí por más que las frotara. La misma sensación que tenía en las noches de invierno, en Bellas Artes,…

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    Formas de morir

    Si supiéramos la forma en que alguien va a morir ¿cómo sería la vida a partir de ese instante, a partir del momento en que se congela la imagen delante tuyo y aparece sobreimpreso en letras blancas, no muy grandes, la leyenda que explica en pocas palabras como va a ser esa muerte? ¿Qué infulencia tendría en nuestros encuentros saber de qué manera ese otro desaparecerá para siempre? El que te saluda cada mañana, por ejemplo, cuando le entregas a tu perro para que lo lleve a pasear: cualquiera sea la causa de su muerte te va a joder, te cae bien; pero, el que ni te mira y sabe…

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    Whisky y bizcochos

    Consigna: Escribir sobre una pareja perfecta La frazada hasta el cuello, la peli que no era buena y hacía frío. No sólo que era previsible y aburría, sino que era la segunda elección fallida de ese domingo que ya andaba por las 7 de la tarde. Las nubes no habían cedido en todo el día, el otoño se había instalado y bajaba desde el techo de la habitación; pero lo más destemplado de todo era el silencio. Algunos silencios parece que nunca terminan de cobijarlo a uno y no se termina de entender si se está bien o no. Miraba de reojo el celular, sobre la cama a mi derecha,…